sábado, 10 de abril de 2010

..." A fines de 1956, Vicente Damián Rodríguez hubiera sido padre de su cuarto hijo. Su mujer, desesperada y roída por la miseria, se resignó a perderlo.
Dieciséis huérfanos dejó la masacre: seis de Carranza, seis de Garibotti, tres de Rodríguez, uno de Brión. Esas criaturas en su mayor parte prometidas a la pobreza y el resentimiento, sabrán algún día -saben ya- que la Argentina libertadora y democrática de junio de 1956 no tuvo nada que envidiar al infierno nazi. Ése es el saldo"...